El feminicidio permanece ausente del debate público francés. La legislación francesa recién comienza a reconocer los asesinatos por razón de género pero estos están lejos de ser una prioridad de las políticas pública
Las muertes violentas dentro de las parejas representan cada año alrededor del 20% de los homicidios. En Francia, durante 2015, 122 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas. Estas cifras, demuestran por si solas la existencia de un fenómeno feminicida en la sociedad francesa así como la amplitud del mismo además de poner de relieve la necesidad de que el derecho francés cuente con una calificación adecuada de los crímenes machistas.
Sin embargo, y a pesar de las recientes reformas, aún subsiste un problema de reconocimiento público del feminicidio y de su calificación jurídica. Desde que, en 27 de enero de 2017, se adoptó la ley relativa a la igualdad y ciudadanía, las circunstancias agravantes derivadas de los motivos discriminatorios se enriquecieron. Así, el artículo 132-77 del Código Penal establece: ”cuando un crimen o un delito está precedido, acompañado o seguido de declaraciones, escritos, imágenes, objetos o actos de naturaleza tal que o bien dañan el honor o la consideración de la víctima, o de un grupo de personas del cual forma parte la víctima a causa de su sexo, su orientación sexual o su identidad de género, verdadera o supuesta, que se comprueba que los hechos fueron cometidos contra la víctima por una de estas razones, la pena máxima de privación de la libertad se ve aumentada (…)”.
Esta nueva disposición no apunta al sexo de la víctima –puede ser mujer o hombre-, sino al motivo por el cual actuó el autor. Por primera vez, la disposición permite reconocer la especificidad de los asesinatos sexistas y, por consiguiente y de forma indirecta, el asesinato de la mujer por el hecho de serlo. Hasta esta ley, los crímenes ligados a las discriminaciones sexistas no estaban calificados como tales. Existía únicamente la circunstancia agravante en caso de que hubiese habido violencias, delitos o crímenes contra las mujeres cuando estos eran cometidos por su pareja. Cuando se producía un asesinato dentro de una pareja, la distinción jurídica entre las motivaciones viciosas o sexistas no existía. En este contexto, la ley de enero de 2017 supone un avance al permitir que se agraven los crímenes o delitos sexistas sin que importe la esfera –pública o conyugal—en la cual fueron cometidos.
Sin embargo, este texto no permite el reconocimiento explícito de la existencia de un sistema de discriminación machista que desemboca en el exceso de la mortalidad de las mujeres. Así, el derecho penal francés rehúsa consagrar la noción de feminicidio como tal debido al principio de no discriminación e igualdad contenido en la Constitución. Por ello, el texto no coincide completamente con las demandas de los sectores asociativos y los avances internacionales respecto a este tema.
Más allá del problema de calificación jurídica, existen serias dificultades para establecer un registro adecuado sobre este tipo de crímenes. El vacío jurídico en torno a los crímenes por razón de género antes de la ley de enero de 2017 no facilitaba en Francia un censo exacto de los feminicidios. Sólo se podía suponer que una aplastante cantidad de asesinatos cometidos dentro de la pareja eran feminicidios. Es necesario que los datos estadísticos que conciernen a los crímenes sexistas sean publicados por las autoridades competentes tomando en cuenta el perfil del sexo. Mientras tanto, no seremos conscientes de la dimensión de este problema social. De manera general, la publicación de datos no es regular: los del Ministerio de Interior sobre los asesinatos perpetrados dentro de la pareja en el curso de 2016 aún no han sido publicados y las asociaciones de mujeres, por su parte, están obligadas a confiar en la prensa para efectuar por sí mismas el censo.
En lo que atañe a la opinión pública, la movilización en torno al reconocimiento del feminicidio fue y sigue siendo balbuceante. La primera campaña para el reconocimiento del feminicidio en el derecho francés fue llevada a cabo por la asociación francesa Osez le féminisme! en 2014. Más tarde, el colectivo Insomnia realizó en noviembre de 2016 una campaña flash respaldada por la prensa cuando recubrió los paneles publicitarios en las paradas de autobuses con anuncios de las 100 mujeres que murieron asesinadas por sus parejas. La lucha contra los feminicidios se convirtió en una de las reivindicaciones consensuales en el curso de las manifestaciones unitarias organizadas contra la violencia ejercida sobre las mujeres el 25 de noviembre de 2016. A través de las redes sociales, militantes anónimos buscan movilizar mediante el lanzamiento de hashtags como #SoyFeminicidophobico (#JeSuisFeminicidophobe) o a través de páginas que trascienden a la prensa. Cuando se producen feminicidios, los intentos de movilización continúan siendo residuales. Con frecuencia, son las familias de las víctimas quienes se encargan de ello: marchas blancas tienen lugar con regularidad, como la organizada para Aissatou Sow, una joven mujer asesinada por su ex compañero en noviembre de 2016.
Recientemente, los diarios nacionales decidieron tratar de forma exclusiva el feminicidio. En 2017, el diario Libération le consagró un dossier entero a los asesinatos conyugales. En el mismo momento, el diario en línea Slate publicaba un artículo titulado “En Francia se muere cuando eres mujer”. Si bien estos artículos son el testimonio de una toma de conciencia de una parte de los medios, estos son continúan siendo escasos. El feminicidio –figura en el diccionario francés desde 2014— permanece oculto y está ausente de los debates públicos. Por consiguiente, podemos afirmar que no es una prioridad de las políticas públicas.
Si la ley de enero de 2017 permitirá en adelante una mejor calificación de los crímenes cometidos por causa del sexo, habrá que esperar a los efectos concretos de su aplicación. Para ello, será preciso que las instituciones francesas, pero también las ciudadanas y los ciudadanos, se sirvan de este nuevo texto e invoquen la circunstancia agravante a raíz del sexo. Pese a la evolución reciente del derecho, aún queda por llevarse a cabo un verdadero trabajo de movilización y de sensibilización del gran público con el fin de entender mejor, definir y hacer que desaparezcan este tipo de crímenes.