La imposibilidad de las instituciones chilenas a coordinarse y reconocer el feminicidio impide un registro cabal de la violencia contra las mujeres en el país
En Chile solo está tipificado el femicidio íntimo o intrafamiliar, es decir, el asesinato de una mujer realizado por quien es o ha sido su esposo o conviviente [1]. La construcción de la información estadística basada en dichos parámetros hace que las estadísticas construidas sean parcializadas y no den cuenta de la realidad del femicidio, dejando fuera el resto de casos de violencia por razón de género. Actualmente no existe un registro nacional único y transversal a todas las instituciones que trabajan en el problema, es así como podemos encontrar estadísticas construidas por el Ministerio de la Mujer, cuyas cifras discrepan de las que encontramos, por ejemplo, en el Ministerio Público.
Una de las principales debilidades que se observan en el sistema de registro e información sobre femicidio y violencia contra las mujeres es el escaso diálogo y coordinación que hay entre las instituciones, reflejado también en las diferentes unidades de análisis que se ocupan de registrar la información, las cuales responden a los intereses y objetivos específicos de cada institución. Por ejemplo, para la Subsecretaría de Prevención del delito lo que importa, y por tanto registran, son casos policiales; para el Ministerio Público son delitos o causas; para Salud son defunciones asociadas a enfermedad y para el Servicio Médico Legal son las muertes.
Otro factor que hace más difícil el desarrollo de un sistema único de información son las falencias que cada institución tiene con su propio sistema. Así, por ejemplo, el Servicio Médico Legal no cuenta con un sistema que le permita generar información automáticamente, disponible en línea y conectado a nivel nacional.
Algunas de las explicaciones de las diferencias en las cifras sobre femicidio que manejan las distintas instituciones podrían ser, por ejemplo, la dificultad para registrar los casos en que la mujer muere tiempo después de haber estado expuesta a la violencia; las diferentes unidades de análisis; la inexistencia del femicidio como categoría específica o válida para algunos sectores, así como, las distintas calidades de los sistemas de información.
Hoy para poder acceder a las cifras de femicidio se debe recurrir al Ministerio de la Mujer, el cual construye sus estadísticas de acuerdo a la información que recopila de la Subsecretaría de Prevención del Delito. Esta información es de libre acceso a través de la página web del Ministerio [2], y contiene el nombre de la mujer asesinada, la relación con el agresor y si la mujer tenía hijos o no.
Un sistema de registros mucho más completo es el construido por la Red Chilena Contra la violencia hacia las Mujeres, elaborado en base a información que recopila de diversas fuentes. En su página web se puede encontrar la identificación de la mujer asesinada por femicidio íntimo o no íntimo, identificación del agresor, relación con la mujer, forma de asesinato, información judicial, como existencia de denuncia previa o medidas cautelares, en caso de conocerse [3].
La Red Chilena contra la violencia hacia las Mujeres, publicó en el año 2014 una investigación sobre violencia extrema hacia las mujeres en Chile, mediante la cual se pudo comprobar, según datos disponibles, que alrededor de un 16% de las mujeres que se suicidaron en el período en estudio, había vivido violencia por parte de sus parejas. Se trata de mujeres que son impulsadas al suicidio probablemente como consecuencia del acoso y la violencia constante a la que se ven sometidas. Mujeres que solicitaron ayuda y dieron cuenta de la situación que estaban viviendo. No es posible saber, con los registros existentes, cuántas otras mujeres que se suicidaron lo hicieron también como medida desesperada de poner fin a los malos tratos, o como señal de impotencia frente a la impunidad en que se desenvuelve su agresor. Se sabe de al menos un caso en que una mujer que fue violada, se suicidó cuando se enteró que los tribunales de justicia dejaron libre a su violador.
Lamentablemente en muchas ocasiones la situación de impunidad en la que se encontraban los agresores antes del suicidio de las mujeres, continúa luego de sus muertes, entregándoles incluso el cuidado personal de los hijos a algunos de ellos. Esto se debe a que el real motivo que llevó a las mujeres a tomar la decisión de quitarse la vida, que es el acoso y la violencia sistemática y permanente que ejerce un agresor contra una mujer o su sensación real de desprotección por parte del sistema y las instituciones, no es considerado y se disfraza por parte de los tribunales de justicia y los sistemas de salud como depresión.
Es urgente y ardua la tarea pendiente de construir un sistema de información unificado sobre violencia contra las mujeres que dé cuenta de las reales dimensiones de esta realidad en Chile. Por otro lado, la distinta información que recopilan las diversas instituciones podría ser aprovechada y usada como un complemento para generar políticas públicas efectivas, que vayan destinadas a la prevención y erradicación de la violencia.
De igual manera, es necesario comprender el femicidio como el asesinato directo de una mujer por razones de género, pero además para comprender que, al ser parte de un continuo, la violencia femicida daña a las mujeres a lo largo de sus vidas en forma directa e indirecta. Es decir, cuando una mujer se quita la vida porque no tolera más la violencia de su pareja, estamos hablando también de femicidio. Sin embargo, hasta ahora, estas parecen ser realidades que el Estado Chileno no está dispuesto a atender.
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[1] Código Penal Chileno ART. 390
[2] http://www.minmujeryeg.gob.cl/wp-content/uploads/2015/11/Femicidios-jun…
[3] http://www.nomasviolenciacontramujeres.cl/femicidio-ano-2015/
[4] Región Metropolitana, 16.11%; Región del Libertador Bernardo O’Higgins, 16.11% y Región del Bio Bio, 15.0%